Apuntes para un ensayo sobre el periodismo en Villalba (I)


            El que avisa no es traidor, dice el hombre del pueblo con más frecuencia de la quizás necesaria, pero la verdad es que en esta ocasión, al que suscribe le viene pintiparado el dicho para que sus lectores –hay que ser optimista– no se llamen a engaño. El infrascrito, con razón o sin ella, aunque no es de Lalín, practica –y así le va– la sinceridad y la lealtad, virtudes que ama fanáticamente, apasionadamente, y que hoy escasean tanto que buscar un ser humano que las posea es tanto como “buscar un da capa negra en Santiago” cuando en Santiago usaban capa. Proliferan en cambio que es un primor –casi tanto como los automóviles– la falsedad y la traición. Por eso, para que el lector no pueda acusarle de falsía y traición, el infrascrito advierte que este trabajo será mortalmente aburrido para todo aquel que no sienta un interés especial por cuestiones relativas a Villalba, porque aquí se va a tratar, única y exclusivamente, de datos que sirvan, llegado el caso, como base para un trabajo más amplio sobre periódicos y periodistas villalbeses.
El 19 de diciembre de 1953 -¡quién te ha visto y quién te ve, compañero!–, el autor de estas líneas publicaba en las páginas de EL PROGRESO un artículo titulado: “Villalba: Más que en Arévalo”, que venía a ser una respuesta al que en la revista “Fotos” (5-12-53) había publicado Juan Francisco Puch para hacernos saber que en Arévalo, desde 1898 hasta 1953, habían visto la luz ocho periódicos, afirmando, de paso, que no conocía caso igual en ningún otro pueblo español”. Claro, yo sabía que en Villalba habían existido más y en dicho trabajo –en el mío– hice constar, relacionándolas, once publicaciones periódicas. Hoy, después de tantos años, tantos que ya uno puede cantar con Carlos Gardel aquello de “Ahora... cuesta abajo es mi rodada...”, las cosas están más claras y a esas once publicaciones pueden añadirse otras seis, con lo que obtenemos un total de diecisiete publicaciones periódicas villalbesas y,  si contamos entre ellas a “El Villalbés”, de Buenos Aires, tenemos dieciocho, lo que no está nada mal y hace suponer que quizás ningún pueblo de España haya contado a lo largo del tiempo con tan elevado número de periódicos, ni contará ya nunca, porque eso de los periódicos en los pueblos, va de capa caída y en las ciudades ya veremos porque, según parece, en el terreno periodístico el horno no está para bollos. Pero vamos a lo nuestro, es decir, a lo que a los villalbeses interesa, que para algo estamos en San Ramón y EL PROGRESO, un año más, nos concede el espacio necesario.

  1. “El Eco de Villalba” es la primera publicación periódica que aparece en nuestra villa. Fundada y dirigida por Manuel Mato y Vizoso es una “Revista mensual” de la que puedo afirmar que a 16 de abril de 1908, va en su número cinco, año I, de lo que puede deducirse que vio la luz el primer número o bien en diciembre de 1907, o en primero de enero de 1908, como tal revista mensual, porque poco más tarde, el 1º de agosto de 1908, número 10, ya aparece, año I, “Segunda Época”; como “revista quincenal consagrada a la defensa de los intereses de Villalba y su comarca”, siendo administrador de la misma don José Novo Pardo, quien más tarde había de dirigir “A Xusticia”. En ese número 10 de la revista encontramos colaboraciones de Noriega Varela y Antonio García Hermida entre otros. La revista se vendía a 10 céntimos y –cosa nunca vista– advertía que “No se admiten suscripciones”. Supongo que esta advertencia se debía a que “vale más pájaro en mano...”, o sea, que había que pagar a tocateja, por si las moscas, porque una cosa es predicar y otra muy diferente dar trigo y, a lo que parece, los fundadores de “El Eco de Villalba” no tenían sus esperanzas depositadas en el trigo que pudieran dar los probables suscriptores, porque, como decía el otro “aquí todos somos moi honrados, pero a min fáltame un carneiro”. Aquí, no me resisto a transcribir los versos que se insertaban en el citado número, originales del gran Noriega. Veámoslos:
“E de prata a folerpiña,
d´ouro vello a frol da xesta:
ben pode rumbar o monte
señor de tanta riqueza.”

Manuel Mato Vizoso fallece el día 9 de febrero de 1909 y, desde entonces, ignoramos quien dirige la revista, aunque sabemos que a 30 de marzo de 1911, número 79, ya no hace figurar como administrador a D. José Novo Pardo y aunque tampoco indica quien es el director ruega que le dirijan a éste la correspondencia. La última noticia que puedo dar de “El Eco de Villalba”, corresponde al número 200, Año VIII, de 25 de septiembre de 1915, siendo esta una fecha equivocada pues una nota inserta en dicho número dice que debe llevar la de 3 de octubre de 1915. En resumen, la publicación de “El Eco de Villalba” se efectúa ininterrumpidamente desde 1908 hasta por lo menos 1915, año en que aún se publica “El Ratón”, aparecido en 1909 y “Azul y Blanco”, que nace en 1914, además de “El Vigía Villalbés”, quizás, porque esto no lo tengo por seguro. 
  1. “El Ratón”, periódico que fundó y dirigió D. Antonio Peña Novo, aparece en 1910 según se deduce del hecho de que a 3 de agosto de 1913 va en su número 23 y Año IV, datos que constan en la cabecera del periódico, con la indicación de que se trata de un “periódico quincenal” y que es “Órgano oficial de la clase de ratas municipales”. De este periódico sé que aún se publicaba a 16 de mayo de 1915, fecha en que sale el número 73, Año VI del periódico que se vendía a diez céntimos, publicaba algún trabajo en idioma gallego, lo mismo que “El Eco de Villalba”, tenía como precio de suscripción 1,50 pesetas año, para España, y para el extranjero “el que fijen los corresponsales”. Quedamos en que “El Ratón” se publica por espacio de seis años y, de momento, no podemos precisar la fecha de su desaparición aunque quizás no sea difícil averiguarla. 
  2. -De “El Vigía Villalbés” tengo mis dudas, como dije. Resulta que poseo dos ejemplares, uno correspondiente al 7 de febrero de 1914, número 13, y otro del 7 de marzo de 1914, o sea el número siguiente inmediatamente. Si, como se lee en la cabecera del periódico era ésta quincenal y además en su número 13 va por su Año VIII, las cosas están más confusas porque resulta que lo de quincenal no es cierto puesto que del 7 de febrero al 7 de marzo han pasado treinta días y no quince, es decir, un mes, y luego eso de que siendo quincenal el periódico vaya en el Año VIII con sólo trece números eso no lo cree ni el que asó la manteca. En esto de las fechas “El Vigía Villalbés” no hacía honor a su lema, que era este “Por tu prosperidad, Villalba, vigilaré constantemente”. Muy bien, señores redactores y director o señor director y redactores, muy bien, fuesen quienes fuesen ustedes, que nada dice su publicación, pero eso de las fechas ¿eh? ¿no convendría vigilarlo también un poco aunque estuviesen ustedes en 1914? Ahora, claro, ya no tiene remedio la cosa. En su última página se nos hacía saber, en un verdadero alarde tipográfico que “El Vigía Villalbés” se vende en la Barbería de Jesús Fanego –Calle del Conde Pallares– Villalba”. A D. Jesús Fanego lo he conocido yo; en su barbería me ha cortado el pelo más de  una vez, siendo yo niño, era muy servicial y amable y de gran corrección, casi afectación, hablando. Si se le daba propina solía decir: “Sumamente agradecido” y esa frase era popular en Villalba entre los hombres de su generación. Tampoco he podido averiguar en que año dejó de publicarse este periódico.
  3. “Azul y Blanco”, revista quincenal, fundada y dirigida por Antonio García Hermida, publica su número 3 a 19 de noviembre de 1914, lo que nos da, para su primer número, el 16 de octubre del mismo año 1914. Se vende el número suelto a 15 céntimos, a 0,75 pesetas el trimestre, para Villalba, y a 3 pesetas al año, dentro de la misma localidad, fuera vale 3,50 pesetas la anualidad y en el extranjero “fijarán el precio los corresponsales”. “Azul y Blanco” todavía se publica durante 1915, puesto que a su director, Antonio García Hermida, se dirige por carta, con fecha 9 de enero de dicho año, el “Comité de Homenaje Póstumo a D. Manuel Mato y Vizoso –Ilustre Villalbés– patrocinado  por la “Unión Villalbesa y su comarca de la Habana”. Si no desapareció en 1915, seguramente lo haría en 1916, año en que García Hermida funda su “Heraldo de Villalba”, periódico éste que había de prolongar su vida hasta 1931, porque es de suponer que su fundador no pudiese dirigir y sostener dos publicaciones de las que era responsable al mismo tiempo y a las que tendría que añadir sus aficiones musicales –era violinista– y poéticas, además del cuidado de su familia, la dirección de su negocio y las colaboraciones para otros periódicos y revistas de la región.