A mí, nacido villalbés,
-Villalba era un baluarte feudal que abría y cerraba caminos- desde siempre me
han llamado la atención los castillos. Siendo niño, recuerdo, pasaba largos
ratos contemplando esta antigua torre villalbesa, dorada joya arquitectónica,
pétreo recuerdo arrogante de los siglos de hierro del medioevo lejano, caballeresco
y audaz. Luego nacía en mí un extraño júbilo y un sentimiento de orgullo
razonado. Y pensaba: “Ciertamente; es una hermosa torre”.
Mas tarde había de saber que
no me equivocaba en absoluto, porque, arrastrado por la vida, esa cadena,
recorriendo el país de punta a punta, viendo castillos de moros y cristianos,
vine a comprobar - por lo menos a esa creencia llegué- que la torre villalbesa
es única, rara, singular. Y al decir singular quiero afirmar con ello que no
hay otra en España que la aventaje en belleza .
“Un poco exagerado lo que antecede“, objetará
el lector. Y quizás le asista razón. Sin embargo, citaré cuatro opiniones de
escritores no villalbeses que dejarán sentada en parte la verdad de mi acierto.
Vaya en primer lugar la de Trapero Pardo, que escribió lo que sigue: - “....
nadie podrá negar que la villalbesa torre tiene la mas bella presencia de todas
las torres gallegas”.Y, digo yo, nadie podrá negar a Trapero autoridad en la
materia.
Don Francisco Tettamancy
Gastón: “La Torre
del Homenaje del Castillo de Villalba”, escribía:
“Es curiosa también y objeto
de atención su forma octogonal, desusada en España y creemos que única en
Galicia”. En otra ocasión don José Villamil y Castro escribe: “.... es el más
curioso monumento de la arquitectura militar de la Edad Media que se
encuentra, sino en toda Galicia, en buena parte de ella”.Y Álvaro Cunqueiro,
hace unos años -conferencia en el TeatroVillalbés- afirmaba, formando poética
imagen, que cada vez que pasaba por aquí no podía menos de pensar: “Ahí queda
la torre de Villalba enseñando geometría a toda la Tierra Llana.”
Forma octogonal. Maestra de
geometría. Bella presencia. Curioso monumento. ¿Qué torre de cuantas conocéis
puede de tales cualidades reunidas presumir? He ahí las razones de mi título.
¿Por qué os digo todo esto?
¡Ah! Mañana es San Ramón. Y, además de las fiestas, hay una torre maravillosa
que admirar. Una torre que tal escribió Antonio García Hermida en su monólogo “Al
Pié del Castillo”:
“Es
de Villalba el emblema.
Es de
Villalba el escudo,
Blasón,
honor y grandeza.”
Y ahora, ya que el San Ramón
ha de tardar en volver y ¿quién sabe lo que el futuro traerá?, permitidme que,
como un juglar antiguo, cantor errabundo y pedante, desde la altura de esta
Torre del Homenaje, vetusta y señorial -vihuela en ristre, melancólica voz- os
dedique una estrofa nostálgica del tiempo de los troveros olvidados:
Adeus,
amigos, señores
Que muito
amei.
Adeus os
trobadores
Con quen trobei.