¿Qué le parece de “A Palabra de Deus” o
traducción de los Evangelios al gallego hecha por los reverendos
Morente-Espiña?
-Nada.
-¿Cómo
que nada?
-Sí,
eso. Nada. No llena ningún vacío. No remedia ninguna necesidad. No aporta novedad alguna ni en el
sentido lingüístico ni en el religioso... Al contrario.
-¡Hombre!
-No
hay hombre que valga. Empiece por el título. Deus es una palabra totalmente
latina. Cierto que figura en Juan Zorro y en Martín Codax, por ejemplo, y hoy
puede verse en Cunqueiro y en Manuel María; pero Curros, Añón, Noriega y Leiras
Pulpeiro escriben Dios y no Deus. ¿A qué gallego corriente y moliente oye usted
decir Deus? También Cunqueiro usa “verba”. ¿Por qué no, entonces, “A verba de
Deus”?
-Es
que “verba”, como usted sabe, es el plural del neutro latino “Verbum-i”
-Y
Deus-i pertenece igualmente a la segunda declinación latina. ¿Qué me dice con
eso?
-Deduzco
que no están de acuerdo los autores.
-No
lo están. Admitiendo que el llamado idioma gallego exista como tal idioma, cosa
muy discutible, veo que “A Palabra de Deus” es un libro plagado de barbarismos,
que no utiliza en absoluto el apóstrofo –apartándose así de los “clásicos”
Añón, Pondal, Rosalía, Curros, Noriega- y que emplea expresiones mal usadas en
un tiempo y completamente insólitas hoy. No hay más que ver el Gloria: “...ao
Pai, ao fillo, e ao...”. Creo que basta.
-Pero en Alfonso X el Sabio o en Ruy
Fernández de Santiago, en Pondal o en Pastor Díaz, el “ao”...
-No nos remontemos al Ciclo Trovadoresco
puesto que vamos hacia el siglo XXI y en cuanto a Pondal, Pastor Díaz y otros,
convengamos en que escribían el “ao” por no saber a que carta quedarse.
-¡Me
asombra usted!
-Pues
no se asombre. También Añón usaba la “g”, la “j” y la “x” caprichosamente y así
escribía “jardins”, “mágico”, “quijen”, “pújenme”. Eso no es Gallego “nin
farrapos de gaita”. Se escribe soio, soyo, soilo y solo, hastra y astra, hoxe y
oxe. El Gallego de Otero de Rey es distinto al de Villalba. ¿Cuál es el
verdadero gallego?
-Entonces...
-Quedamos en que tenía razón Noriega Varela
al escribir:
“A lengua de Rosalía
rico caudal d-harmonía
que prendou a Castelar
moitos n-a saben falar.
y-os mais non lle teñen pia.”
-Todo
eso quiere decir que el gallego no es nada “fijo”, definido.
-Está
claro que no lo es. Escuche. Voy a leerle lo que escribió A. Marsal en el
número seis de la revista “Galicia” publicada en junio de 1888: “Del estudio de
la prosodia y ortografía que emplean en su dialecto los escritores gallegos,
deduzco que pueden dividirse en tres clase: Primera; los que han adoptado un
plan más o menos científico (Etimologistas y Fonetistas “ad cautelam”);
segunda; los que “se lo han” creado más o menos empírico; y tercera; los que
procuran imitar –y son los más- al poeta o poetas de su mayor devoción”. ¿Qué
opina?
-¡Caramba!
Eso es grave. Quiere decir que el gallego es algo anárquico que por ello yo
pongo en tela de juicio su existencia, tal y como nos quieren presentar, y
dudo, naturalmente, de su supervivencia y de que el gallego llegue a alcanzar
jamás la universalidad que para él soñaba Curros Enríquez.
-Ese
problema no es nuevo. En 1916, en su libro “Nuestra afirmación regional”, decía
Antonio Villar Ponte que...
-No
siga. Conozco el libro. La cuestión es de las que siguen el principio del
“eterno retorno”. Sin ir más allá ni venir más acá, Celso García de la Riega , en 1905, publicaba un
artículo en el “Diario Pontevedrés” y entre otras cosas escribía: “...porque
querer, pongo por caso, restaurar la lengua gallega es igual a pretender que
las aguas vaciadas en el mar por el Miño se vuelvan atrás y suban por el cauce
por donde han bajado”. Y Wenceslao Fernández Flórez, haciéndose eco de dicho artículo
se preguntaba: “¿Basta? A nosotros nos parece que sí. Esto morirá sin protestas
ni chillidos”.
-¿Luego
usted está de acuerdo con García de la
Riega y con Wenceslao?
-¿Cómo
no? Coja, coja usted y lea los libros en gallego, prosa o verso, y ya me dirá
si no le plantean a montones cuestiones lingüísticas. Difícilmente encontrará
un “puro” un “enxebre”. A todos, poco o mucho, se les ve la oreja castellana. A
ver quién se atreve a negármelo a la cara con los textos por delante. Y no me
cite usted -¡por Dios!- la “Grafía Galega” de Fuco G. Gómez si no quiere que me
descuajaringue de risa.
-Bueno,
bueno; pero me hablaba usted también del sentido religioso.
-Hablaba
y hablo y cualquiera que tenga sentido común me dará la razón. Si a estas
alturas fuera necesaria la publicación de “A Palabra de Deus” para llevar los
Evangelios a la mente y al corazón de los gallegos, arreglados estábamos.
Tendríamos que acusar de negligencia grave, criminal, a todos los sacerdotes
que hasta el presente enseñaron y predicaron en español. Pero hay más. En
Cataluña yo, español nacido en Galicia, tuve que soportar sermones en catalán y
reflejé la “molestia”, por no decir indignación, en mi trabajo “Sitges, la
internacional”. Creo, como muchos, que dentro de España, sea cual sea la región
en que nos encontremos, tanto en la iglesia como en la escuela, tenemos derecho
los españoles a que se nos hable en lengua española, en “hispanolengua”, diría
yo. Lea “La cuestión del vascuence”, de Unamuno. Otro tanto se podría decir del
gallego. Curas gallegos, maestros gallegos, regionalismo, cantonalismo,
Estatuto. ¿Es eso lo que se pretende? En tal caso me atengo a lo que escribió
José Antonio en “La gaita y la lira” y lo demás, para mí, son monsergas. Todo
eso “chéirame a chamusco” y a querer “volver a las andadas”. España, España,
España y nada más. Eso es lo que importa.
-Y
volviendo al “ao”...
Retornando
al “ao” voy a transcribirle únicamente tres estrofas de Ramón d-a Penela, que
tomo del libro “Películas Académicas”, de Ramón Erotiguer, publicado en 1908.
Lea.
Os escritores
d-a vila
que poñen “ao labrego”
han de saber que en gallego
o “ao” xa non s-estila.
“Vou o mar”, dicen en Vigo,
“dou ó demo”, dín en Lugo,
en Ourénse “ponos ó xugo”
n-o Ferrol “doullo ó amigo”.
Digamos ó moi aberto.
Que así se diz n-o dativo;
Pois o d-o nominativo
É pechado y encuberto.
- Casi me ha convencido usted.
- Convénzase. El propio Ramón Erotiguer cita al filólogo D. Manuel
Rodríguez y Rodríguez para demostrar que “ao” es forma portuguesa y no gallega
y, a mayor abundamiento, nos habla también de la opinión del profesor Cayetano A. Aldrey, del Cancionero Popular
Gallego y del diccionario Gallego –Castellano del Sr. Valladares Núñez; todo
para denunciar los barbarismos cometidos en la inscripción dedicada “Aos
Mártires da Libertade, mortos o 26 de Abril de 1846” . Ya sabe: los “Mártires
de Carral”.
- Observo que los “aos” le molestan mucho a usted.
- Y a cualquier gallego actual que, a pesar de los pesares, admira a
Curros, Rosalía, Noriega, Chao Ledo, Fole, Cunqueiro, Manuel María...
-Creo que no es usted tan enemigo de la lengua gallega como parece.
- Claro que no. El gallego, con todos sus defectos, es único como
lengua poética... para algunos gallegos.
- Cíteme algo que le guste.
- Escuche esto de Fermín Bouza-Brey:
Leda vai a nao
na proa unha frol,
a rosa albariña
do meu corazón.
- Magnífico.
- Formidable, diría yo; pero no todos escriben así.
- ¿Se da cuenta de que su opinión choca con la de muchas autoridades en
la materia?
- No existiendo un gallego “definido” no reconozco “autoridades en la
materia”.
- No soy tan importante.
- También creo que usted quiso imitar a André Maurois, el de los
“Diálogos Vivos”, sin conseguirlo.
- Peor es meneallo” –respondería Cervantes. Y los verdaderos fracasados
son aquellos que nunca intentaron nada. ¡Adiós! ¿O se dice “adeus”?