Carta de Villalba

 
            PROCEDENTE de Uila Alua –que diría aquel su notario Pedro Novo- llegó a mis manos una carta, hermosa cual una sonrisa de hada buena. Y digo hada buena porque los gallegos sabemos muy bien que existen la “mala fada” y el “mal fado”. Esa carta me la dirige, a estas Asturias donde voy muriendo, mi primo  Santiago, músico él –como casi todos los Mato- y como tal con su buen tanto por ciento de poeta; digamos un veinticinco por ciento largo y luego se verá. Me habla de leyendas, fantasías y realidades villalbesas que ya se van olvidando a causa de que los muertos no escriben y de que nuestras generaciones jóvenes –los caballeretes de la “moto con chica” y el pantalón a lo Far West de celuloide, las vestales del Rock y del twist, sacerdotisas del “sex apeal” –se muestran indiferentes hacia el pasado de la villa, que si tuvo su mucho de malo tuvo, sin embargo, mucho más de bueno aún. Porque lo cierto es que Villalba, en un tiempo todavía no lejano gozó de esplendor en el orden intelectual, artístico, espiritual -imposible en toda época sin bienestar material-  como creo no volverá a disfrutar en muchos años. Y la razón está en que no surgen nuevos músicos, nuevos pintores, dramaturgos nuevos, nuevos poetas, nuevos escritores, estudiosos de la Historia, espíritus sensibles, “cavaleiros de verdade”, es decir, no surgen cerebros, individuos diferenciados, confirmándose con ello las palabras de Joseph Folliet: “...nuestro tiempo parece producir en serie “invertebrados mentales, personas sin personalidad, o con personalidad en potencia más que en acto”. Esto es lamentable; pero “es”. Y aclararé que ciertos párrafos que se podrían considerar un poco “fuertes” aluden, como es obvio, al ambiente general. No se trata aquí de señalar a nadie con el dedo. Conviene advertirlo para evitar posibles torcidas interpretaciones.

            Responderé, además, a mis seguros detractores. Quizá sea yo, en efecto, un romántico, un raro, un atávico, un inadaptado, un excéntrico. Con todo, opino que incluso aquellos de mis convecinos más “atómicos” me agradecerán la publicación de esta carta que tantas cosas dice de interés para los villalbeses. Naturalmente, suprimo lo estrictamente personal. Y vamos allá. Pensareis, comentareis, gozareis con su lectura. Leed pues.

            “Querido primo: Deille as tuas memorias o castelo. Sorriume, ou a mín mo parceu. O Xabalí, e por aquela ventá que da porriba da casa de don Prácido, parceume ollar unha dona que con un pano de encaixe na mau saludábame coma dicindo que che trasmitira o saludo. Non vin o señor Choyo Blanco que din que hai nel. Quizabes estivera de viaxe, cousa que non puiden preguntarlle a señora Curuxa que como soio sal de noite e pasa o día no castelo, ha de saber ben a vida de todos, e que agora coa televisión que lle puxeron saberá hastra o que fan os rusos e os americanos. ¡Qué de cousas me podería contar o cocho do Castelo se poidera baixar do seu pedestal! Quizabes me descobriría o sitio onde empeza o camiño que por debaixo da terra vai hastra a Pena de Miguel, por onde levaban os cabalos a beber. Cantaríame algunha cantiga daquelas que xa nadie acorda e que os troveiros cantaban a señora do castelo e as suas donas de compaña. Quizabes soupera algunha historia de amor, coma dos Amantes de Teruel ou a de Romeo e Julieta, que e ben certo que as houbo. Ou a morte d´algunha dona por algun cabaleiro. Contaríame historias de presos nas mazmorras, a loita dos Hermandiños, e como era aquel Alonso de Lanzós, que debeu ser ben bragado. Tamén me falaría de cómo foi nacendo a vila a sombra do castelo: das primeiras casas, da igrexa vella, do primeiro crego, da primeira misa, da primera escola do primeiro maestro. De cando viñeron os mouros, supoño que a Mourence, e de cando pasaron por eiquí os franceses. E daquel  conto que contaba a tía Lupa, dos carlistas, que levaron todo non deixando na casa dos nosos bisabós nin unha tixela pra fritir un ovo. Tamén podería decirme si foi certo este conto que polo visto lle pasou a un enterrador que lle chamaban Retexán, e que foi así...:

El cuento es digno de figurar entre los que Víctor Said Armesto incluye en su “Leyenda de Don Juan”. Creo que es original e inmensamente gracioso. Será motivo de un nuevo trabajo. Pronto podréis leerlo.

            Y ahora solo me resta dar las gracias a mi primo por su valiosa colaboración, pues es él quien, en realidad, lleva el peso del asunto.